De ladrillos, velas y Puerto Madero

Hagan el rancho, les decía el director para indicarles que construyeran su propio vínculo, muy distinto al de los otros personajes. Hagan el rancho les decía Edi Flehner a los protagonistas de “Rancho Aparte” Leandro Castello y Mercedes Scapolla.
Leandro pasó por Córdoba y dio una entrevista abierta a los alumnos de cine. Cerca de dos horas estuvimos hablando de los desafíos que fue el traspaso de una obra de teatro a los 35 mm (aunque la película en cuestión se rodó en HD en su mayoría), de la construcción de los personajes y otros chuces que hacen a la cotidianidad del cine argentino.

No, no es otra película más de cine argentino. “Rancho Aparte” me hace acordar a un cuento que leí cuando jugaba entre tacitas y muñecas. Esta película es parecida a ese cuento: “Ratón de campo y ratón de ciudad” y justamente se estrena con un contexto político que se pasea en pijama por estos escenarios.

“Rancho Aparte” es simple, de mensaje concreto y deja al espectador tambaleando, el niño interior de cada uno necesita comprar la historia del bueno y del malo, pero es imposible tomar partida por alguno de los personajes. Los rencores y las historias de familia son tan concretos que parecen un modelo magnificado de los de cualquier vínculo con un poco de años. Pero más allá de lo directo de su discurso, tanto director como actores han construido juntos a lo largo del rodaje sutilezas que hacen a la delicia del observador, un lenguaje enriquecido por falshbacks, monólogos a una velocidad casi propia de Pinti y de objetos que terminan representando todo lo que las palabras no quieren decir.

Recomiendo se den una vuelta por la web de la peli, el making off no tiene desperdicio. Hay algo que no pude preguntar… pero que me divierte todavía. Porque la cabra de la marquesina tiene aparatos?