domingo, 15 de febrero de 2009

Entretelas tras el telón

Como patrón de acción y pensamiento. Como negación o exageración de lo establecido. Como estado del intelecto. Como expresión de libertad o asfixiante ausencia de ella. Como burda manifestación de abundancia. Como realidad esmerilada. Como experimentación. Como medida de tolerancia de uno, de otros, de cosas y elementos, de agravios o de halagos. La desmesura como carencia, como aventura, como restos que se agotan. Como inspiración, como reflejo, como instinto, como actuación. Como vacío o como búsqueda de una necesidad ante tanta sobra. Desmesura permisiva, desmesurada censura. Desmedida pretensión de ser omnipotentes, necedad de autosuficiencia sin medir las propias faltas. Desmesura en el acento y en el hiato. Desmesura en la conserva y en el quiebre. En el entendimiento, en la ignorancia y en la comprensión.

No tenemos talla ni peso, la esencia no se cuenta en unidad. Los senderos de las luces y las rendijas de las oscuridades se disputan las delicias de la mixtura, tiñendo de fiebre el crujido de cada paso. Cuidamos sin centímetros, abandonamos sin voltajes, pensamos sin distancias, sentimos sin minutos. Tampoco tiene sisa la intensidad de una mirada, el color de un valor ni el atino de una respuesta. No existe diámetro que defina una textura, ni ángulo capaz de enmarcar un sabor, aún no encuentran la tangente de una melodía y se busca la resultante de los perfumes en el espiral del cruce.

Y ante tanto abismo sin medida maniqueo sucumbe cobarde a los cómputos, que se apilan entre los hilos de deidades titeretescas.

Y ahora callo, porque no soy profeta. Aunque la única desmesura que culpo indigna es la de hablar por demás.
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publicada en Dadá Mini número 5 - año II

3 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Elisse: Ya te envié un email, me encantaría participar: dime qué tengo que hacer.

Saludos.

Anónimo dijo...

me encantó lo escrito

Anónimo dijo...

hermosisimo el escrito
encantador juego de palabras
fascinante