Decisión del mar, amor.

Una nube en la cima del cielo. Un hombre arrabalero de dubitativo corazón. Una gentil mujer canta su sed a un atonal sol. Sus miradas saltan hacia la inanición del mar. La credulidad en lo efímero fue la cal de su desesperación. La perseverancia en el amor se vistió de dualidad. Y en el mirador, un rayo de luz teme a la insolación.
Un dado colifa decide a su gusto que arda la sien de dios. Rey árbol, extremidades hojas de piel, coito de menta. Como cruz, fluir constante en unión a lo desconocido.
Pie de lana, dedo de alga, estalactita de felpa. Amigo, por parecer clavo gesticulador de conciencias, hoy te aproximas a un mutante gas que se evapora entre las voluntades.
Nube cielo, hombre desolación, mujer arena, fórmulas constantes, delicias que nunca se repiten. Y al antojo del aire se transmiten pensamientos. Y al borde de la tolerancia se debaten los caminos.
Envolvente devenir, eterno vaivén. Aguantan las superficies los desgarros de lo posible, y aquellos cadáveres aún se pasean exquisitos por el inconciente de cemento.

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Estimados: el anterior amontonamiento de letras fue construido en base a las palabras que me dejaron en este post. (Inclusive las palabras de Por, del Flaco Spinetta)
Gracias.