No tenemos talla ni peso, la esencia no se cuenta en unidad. Los senderos de las luces y las rendijas de las oscuridades se disputan las delicias de la mixtura, tiñendo de fiebre el crujido de cada paso. Cuidamos sin centímetros, abandonamos sin voltajes, pensamos sin distancias, sentimos sin minutos. Tampoco tiene sisa la intensidad de una mirada, el color de un valor ni el atino de una respuesta. No existe diámetro que defina una textura, ni ángulo capaz de enmarcar un sabor, aún no encuentran la tangente de una melodía y se busca la resultante de los perfumes en el espiral del cruce.
Y ante tanto abismo sin medida maniqueo sucumbe cobarde a los cómputos, que se apilan entre los hilos de deidades titeretescas.
Y ahora callo, porque no soy profeta. Aunque la única desmesura que culpo indigna es la de hablar por demás.
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publicada en Dadá Mini número 5 - año II
3 comentarios:
Elisse: Ya te envié un email, me encantaría participar: dime qué tengo que hacer.
Saludos.
me encantó lo escrito
hermosisimo el escrito
encantador juego de palabras
fascinante
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