Mi vieja quiso ahorrarme el error y lo parcho como pudo para no disminuir mi logro. Así llevó mi obra literaria y mis rulos de 5 años frente a un espejo donde la palabra decía lo que yo quería. Mi cerebrito no entendía todavía que las cosas tienen un orden y un componente ya determinado que vas a tener que seguir.
La cuestión es que muchas veces pasa algo similar. O no. Conciente, o no. General o individual. Hacemos las cosas esperando que desde afuera alguien nos devuelva el reflejo ordenado o confundimos las diferencias externas con intenciones propias. Coherencia desde el reflejo. Confundiendo un ego inflado con un poco de simpatía, o una sombra con una intención.
Decir y que entiendan. Que crean y que digas. Hacer para el espejo desdibujando la dimensión de mí y de vos, de lo real y lo percibido, de lo pensado y lo creído.
Esta migraña de domingo me levo por la sinuosidad de lo confuso y la furia de las lenguas venosamente largas. Mejor tapo el espejo y que es ese mundo se reflejen los caprichos de las luces. Mientras yo busco un circulo rojo, o un circulo color vino y escribo como las cosas me suenen… Al revés. Y es que mi cerebrito no entendió todavía que las cosas tienen un orden y un componente ya determinado que te piden respetar.
imagen de http://www.ojodigital.com/
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